El amor no se divide, se multiplica
El amor no se divide, se multiplica
Este es un principio esencial en mi vida. Ya desde pequeña lo llevo interiorizado.
Si tuviera que resumirme en una sola palabra, sería esta: amor.
Amo tantas cosas… amo los colores (todos, incluso los tristes), amo los días de lluvia, y los de sol, amo las lágrimas, y también las sonrisas. Amo los bolígrafos de colores, me apasionan!
Amo a las personas, buenas y también a las que hacen cosas mal hechas, y cuando me enfado, me acuerdo porque las amaba y las quiero aún más. Amo a los animales. A todos ellos, de todos los colores, de todas las razas.
Por encima de todo, amo la vida. Venga como venga. En todos sus momentos. La vida cuando es alegre, la vida cuando es dura, la vida cuando se pone triste, y cuando es dulce. La vida dormida, y la vida acelerada. ¡En todas las cosas hay vida!
No recuerdo exactamente dónde, pero una vez leí que hay personas que están destinadas a romperse la una a la otra. De este modo, se podrían reconstruir nuevamente, como el ave fénix, sin todas las ataduras que acarreaban. Solo de esta forma se podrían reimaginar.
Seguía diciendo que estas dos personas debían separarse de la misma manera que se habían encontrado, ya que la rotura era tan fuerte, que no lo podrían superar.
Contrariamente, pienso que el vínculo que se crea entre estas dos personas es tan fuerte que no vale la pena romperlo sólo porque alguien ha dicho que deben estar separadas.
Aunque creo totalmente en la independencia emocional de cada individuo (evitar a toda costa sentir que no podrías vivir sin aquella determinada persona), no hay nada de malo elegir compartir la vida con esa persona.
La primera vez que amé alguien y no fue correspondido, pensaba que después de aquel dolor, no volvería a amar nunca más. Hicieron falta pocas semanas para que volviera a estar «enamorada» de otra persona. Fue entonces, cuando descubrí que aunque todavía amaba aquel niño o niña que no me hacía caso a la hora del patio, podía querer de igual forma a lo demás, ya que mi amor no tenía un número determinado de «tiquets» , sino que cuantas más cosas conocía, más amor tenía!
Llegó el día que conocí a mi ángel caído del cielo, con los que comparto la vida. Es uno de esos ángeles que te hace sentir cosquillas. Uno de aquellos por los que harías cualquier cosa.
Curiosamente, no venía solo. Llevaba dos angelitos más bajo las alas. Y de nuevo, mi amor sigue multiplicándose, cada día, en cada persona, en cada animalito.
No tengas nunca un «no puedo amarte». No niegues nunca afecto. No rechaces nunca una muestra de amor que te salga del corazón.
El amor, como tantos otros es un instinto que nos viene dado desde el nacer. Así que aprovéchalo, regálaselo!
No busques excusas para quedarte aburrido en tus pensamientos, los círculos viciosos no llevan a ningún. Si no te gusta algo, cambia con amor.